Miles de argentinos buscan obtener la ciudadanía italiana, no solo por lazos familiares, sino también por las ventajas que otorga un pasaporte europeo en materia de viajes, estudios y trabajo. No obstante, las recientes reformas impulsadas por el gobierno de Italia encendieron las alarmas, al establecer límites generacionales para acceder a este beneficio. Pero un fallo reciente de la Corte Constitucional de Italia puede traer un alivio significativo a muchos descendientes.

Hasta marzo de 2025, la ciudadanía italiana por descendencia se regía por el principio de ius sanguinis, que permitía acceder a ella sin límite generacional siempre que existiera un antepasado italiano y se presentara la documentación correspondiente.

En los últimos años, la demanda de turnos consulares para iniciar el trámite creció exponencialmente. Según datos de la red de consulados italianos en Argentina, las solicitudes se duplicaron tras la pandemia, impulsadas por el deseo de emigrar, estudiar o trabajar en Europa. Las demoras para obtener un turno pueden superar los tres años, y muchas personas optan por radicarse temporalmente en Italia para iniciar el proceso desde allá, donde, si bien es costoso, los plazos suelen ser más cortos.

La nueva ley, aprobada por impulso del gobierno de Giorgia Meloni, modificó significativamente estas reglas de acceso. Esta reforma, al intentar restringir el proceso, generó considerable incertidumbre entre quienes iniciaban o planeaban sus trámites.

¿Qué cambió ahora? El mencionado tribunal cuestionó las restricciones y reconoció la validez de la transmisión de ciudadanía más allá de hijos y nietos. Específicamente, la medida frenó la iniciativa del gobierno que buscaba excluir a bisnietos, reconociendo que la adquisición automática de la ciudadanía por descendencia sigue siendo válida.

Modificaciones

Si bien la nueva ley, vigente desde marzo de 2025, establecía que solo hijos y nietos de italianos nacidos en Italia podían acceder por la vía consular, los descendientes de tercera generación o más debían acudir a la vía judicial. Gracias a este fallo de la Corte Constitucional, la vía judicial ahora queda abierta para los descendientes de tercera generación o más.

Aunque se trata de un caso puntual y aún resta el fallo definitivo de la Corte Suprema, la medida fue celebrada por miles de argentinos que habían quedado afuera del proceso administrativo.

De confirmarse este criterio, los bisnietos, tataranietos e incluso choznos de italianos podrán seguir reclamando la ciudadanía por vía judicial. Esto es clave para las miles de familias que estaban en proceso o planeaban iniciar el trámite.

Según la gestora de ciudadanías Esther Russo, estos fallos, aunque aislados, marcan jurisprudencia y abren la puerta a más reclamos, y actualmente se está esperando la resolución de la Corte Suprema después de la feria judicial.

Implicaciones

Este desarrollo abre una ventana de esperanza para bisnietos y descendientes posteriores que, bajo las recientes reformas, habían visto cerradas las puertas para obtener la ciudadanía. La comunidad de argentinos que busca la ciudadanía italiana está ahora a la expectativa de la resolución final que emita la Corte Suprema tras la feria judicial.

Para los abogados especializados en derecho internacional, este fallo representa una oportunidad clave para reinterpretar los alcances del ius sanguinis en un contexto globalizado. Pero los expertos también advierten que el debate está lejos de cerrarse y podría escalar a instancias europeas si se percibe una vulneración de derechos.

El gobierno italiano sostiene que una de las razones para limitar la ciudadanía es que muchos descendientes en América Latina solicitan el pasaporte únicamente para aprovechar sus ventajas en la Unión Europea, sin una intención real de mantener un vínculo con Italia. Actualmente, se estima que casi un millón de italianos y descendientes residen en Argentina, la mayoría provenientes de la gran ola migratoria de principios del siglo XX.